Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa, ATTAC Madrid La derecha tiene una idea perversa y falaz, que les interesa mantener y difundir para lograr que el dinero fluya sin dificultades a...¡a sus propios bolsillos! Editorial de febrero de altereconomia.org El número dos del Partido Popular por Madrid no es nuevo en política, como se quiere hacer creer. Es uno de los grandes empresarios, que llegó a donde llegó gracias a sus amistades y su cercanía al poder. Y su querencia por la lucha política se comprobó claramente cuando hizo frente a diversas ofertas de adquisiciones de acciones de su empresa en los últimos tiempos. Pero, como a tantos grandes empresarios que andan siempre enredando y tratando de influir en las decisiones políticas, le gusta decir que, hasta ahora, no estaba en política. Como expresión de su ideología de derechas y liberal-intervencionista acaba de proponer una vez más como primera expresión de su ideario político que debe disminuirse la presión fiscal porque según él "donde mejor está el dinero es en el bolsillo de la gente". A bote pronto, cabría decirle que, en todo caso, el dinero que está bien en el bolsillo de la gente es el que puede permanecer en él. Porque debería saber que casi el 60% de las familias españolas tiene ingresos que no le permiten llegar a final de mes. Luego, no cabe pensar que su dinero permanezca mucho tiempo en sus bolsillos, ni para bien, ni para mal. Pero lo que más en serio reflejan estas declaraciones del político de la derecha es una idea perversa y falsa, que les interesa mantener y difundir para lograr que el dinero fluya sin dificultades a ... ¡sus propios bolsillos! y no a los de la gente en general. En opinión de Manuel Pizarro el dinero que se mantiene en manos del Estado se dilapida y, para no tener que devolvérselo a los ciudadanos -en alusión a la medida propuesta por los socialistas-, lo mejor que se puede es no habérselo quitado con anterioridad a través de los impuestos. Lo primero que conscientemente oculta una persona tan bien informada como Pizarro es que quien dilapida en realidad el dinero no es el Estado, en general o en abstracto, sino quienes en un momento dado lo controlan y, sobre todo, los procesos de acumulación basados en una contribución constante del estado al beneficio privado. Un ejemplo palmario lo hemos vivido en los últimos años, cuando el estado ha tenido que venir en ayuda de varios bancos (Banca Catalana, Rumasa, Banesto, Banco de Santander...) que habían incurrido en pérdidas o fallos gravísimos o simplemente dolosos de gestión, y que tuvieron que ser tapados con dinero público. O cuando prácticamente todo el sistema financiero español sin excepción especuló contra la peseta en la última crisis del sistema monetario europeo. O cuando ahora son los bancos centrales los que dedican cientos de millones de euros y dólares a salvarles la cara a los bancos por sus operaciones temerarias con el dinero de la gente (algo, por cierto, que no parece llamarle la atención a Pizarro). O cuando sociedades de inversión como Gescartera se llevaron millones de euros de los inversionistas (no se sabe bien si con su propia complicidad). Etiquetas: Privatización PP Derecha |